“quisiera mostrar con otro ejemplo cómo lo
inconciente “piensa” y prepara soluciones. Se trata el caso de un joven
estudiante de teología, al que no conozco personalmente. Tenía dificultades con
su convicción religiosa, y en esa época tuvo el siguiente sueño: Se encontraba
de pie frente a un bello anciano, que estaba totalmente vestido de negro. Sabía
que era el mago blanco. Este anciano le dirigió un largo discurso, el cual ya
no podía acordarse. Había retenido sólo las últimas palabras: “Y para ello necesitamos
la ayuda del mago negro”. En ese momento se abrieron las puertas y entró un
anciano muy parecido, conla sola diferencia de que estaba vestido de blanco.
Habló al mago blanco diciéndole: “Necesito tu consejo”, pero echó una
interrogante mirada de costado sobre el soñador, por lo cual el mago blanco
dijo: “Puedes hablar tranquilo, es un inocente”. Entonces el mago negro comenzó
a relatar su historia: Venia de un país lejano, donde había sucedido algo
extraño. El país era gobernado por un
rey anciano, que sintió que se acercaba su muerte. Él, el rey, se buscó
entonces un sepulcro. En el país había justamente una gran cantidad de
sepulcros de una época antigua, y el rey eligió para sí el más bello. De
acuerdo con la leyenda allí estaba enterrada una doncella. El rey hizo abrir el
sepulcro para adaptarlo a su objetivo. No bien los huesos de allí se
encontraban fueron expuestos al aire, repentinamente sobraron vida y se
transformaron en un caballo negro, que en el mismo momento huyó hacia el
desierto y allí desapareció. Él, el mago negro, se había enterado de esta
historia y se había puesto inmediatamente a seguir al caballo. En muchos días
de viaje, siempre siguiendo el camino del caballo,llegó al desierto y lo
atravesó hasta el otro borde, donde el pasto recomenzaba. Allí encontró al
caballo paciendo, y también allí hizo el hallazgo que hacía necesario el conejo
del mago blanco, allí había encontrado las llaves del Paraíso y ahora no sabía que
iba a suceder. En ese momento apasionante despertó el soñador.
A la luz de las explicaciones precedentes,
el sentido del sueño es fácil de descubrir: el rey anciano es el símbolo
conductor que quiere entregarse al descanso eterno, y precisamente en el mismo
lugar en el que ya están enterradas similares “dominantes”. Su elección recae
justamente sobre el sepulcro del anima, la vue duerme el sueño de la muerte
como otra bella durmiente del bosque, meintras un principio legítimo (príncipe o
prínceps) regula y expresa la vida. Pero el rey llega a su fin y entonces ella
vuelve a cobrar vida y se transforma en el caballo negro, que ya en la alegoría
platónica expresa el carácter indómito de la naturaleza apasionada. Quien lo
sigue llega al desierto, a a tierra salvaje, alejada de hombre, y es la imagen
del aislamiento espiritual y moral. Pero allí están las llaves del Paraíso. Qué
es entonces el Paraíso? Evidentemente el jardín del Edén con su árbol de dos
caras, el árol de la vida y del conocimiento, y sus cuatro corrientes. En la
concepción cristiana, también la ciudad celestial del Apocalipsis, al igual que
el jardín del Edén, es pensada como mandala. Pero el mandala es un símbolo de
la individuación. El mago negro es
entonces quien encuentra la clave para la solución de las dificultades
religiosas que pesan sobre el soñador; la llave que abre camino a la
individuación. La oposición desierto-Paraíso representa así la otra oposición
aislamiento individuación o llegar a-ser-sí-mismo. Este fragmento del sueño es
una paráfrasis digna de atención del proverbio de Jesús compemplado y publicado
por Hunt y Grenfall, en el cual los animales muestran el camino al reino de los
cielos y en cuya admonición dice: “Por lo tanto, reconoceos a vosotros mismos,
pues vosotros sois la ciudad y la ciudad es el reino”. Además es también una
paráfrasis de la serpiente el Paraíso, que presuadió a los primeros padres para
que pecaran, y que en el desarrollo posterior condujo a la salvación del género
humano por el hijo de Dios. Como es sabido, esta relación cuusal dio ugar a la
identificación ofítica de la serpiente con el Soter (Salvador, Redentor). El
caballo negro y el mago negro son –y esto es un moderno bien del espíritu-
elementos cuasí malos, cuya relatividad con respecto al bien está indicada por
el cambio de vestiduras- Ambos maos son los aspectos del anciano del maestro e
instructor superior del arquetipo del espíritu, que simboliza el sentido
preexistente, oculto de la vida caótica. Es el padre del alma, y sin embargo el
alma es, como por milagro, su madre-virgen; y por eso fue designado por los alquimistas
como el “antiquísimo hijo de la madre”. El mago negro y el caballo negro
corresponden al descenso a la oscuridad que aparece en los sueños anteriores citados.
Qué elección más insoportable penosa para
un joven estudiante de teología! Por fortuna no se dio cuenta de que el padre
de todos los profetas le había hablado en su sueño y había puesto a su alcance
un gran secreto. Asombra que estos sucesos sean tan inconducentes. Por qué esta
disipación? A esta pregunta debo responder en verdad que no sabemos cual ha
sido a la larga acción de este sueño sobre el estudiante, pero también debo agregar que, al
menos a mí, este sueño me ha dicho mucho. No podría perderse, aun no habiéndolo
comprendido el soñador.
El maestro de este sueño es evidentemente
un intento de representar el bien y el mal en su función común, probablemente
como respuesta al conflicto moral aún no solucionado del alma cristiana. Con la
característica relativización de los opuestos se produce un acercamiento a las
ideas orientales, al nirvana de la filosofía indía, el liberarse de los
opuestos, que aparece como una posibilidad de solución que concilia el
conflicto. Que peligrosamente llena de sentido es la relatividad oriental del
ien y del mal, se pone de manifiesto en la pregunta índica de la sabiduría: “Quien necesita más
tiempo para llegar a la perfección, quién ama a Dios o quién lo odia?”. La
respuesta es: “Aquel que ama a Dios necesita siete reencarnaciones para llegar
a la perfección, y aquel que odia pensará más en Él que el que lo ama”.
Liberarse de los opuestos supone una equivalencia fundamental entre éstos,
contraria a nuestra sensibilidad cristiana. Pero tal como podemos ver en el
sueño que hemos tomado como ejemplo, a acordada cooperación de los opuestos
morales es sin embargo una verdad natural, que, como la muestra con la mayor
claridad la filosofía taoísta, es reconocida naturalmente en Oriente. Por lo
demás, también es la tradición cristiana existen ciertas manifestaciones
cercanas a este punto de vista; un ejemplo es la parábola del mayordomo infiel.
En este aaspecto nuestro sueño no representa un caso único, pues la tendencia a
relativizar los opuestos es una característica propia de lo inconciente. Pero
hay que agregar enseguida que esto sólo se verifica en casos de sensibilidad
moral muy aguda; en otros casos lo inconsciente puede remitir inexorablemente a
la incompatibilidad de los opuestos. En general tiene un punto de vista
relativo a la actitud consciente. Por eso se puede decir que nuestro sueño
supone las convicciones y dudas específicas de una conciencia teológica de
observancia protestante. Esto significa que la manifestación está limitada
dentro de un cierto sector de problemas. Pero aun pese a que esto hace que
disminuya su validez, el sueño demuestra la superioridad del punto de vista de
lo inconciente. En consecuencia su sentido se expresa adecuadamente como la
opinión y la voz de un mago blanco, que en todos los aspectos está muy por
encima de la conciencia del soñador. El mago es sinónimo del anciano adivino, que
se retrotrae en línea directa hasta la figura del hechicero de la sociedad
primitiva. Es, como el anima, un demonio inmortal, que atraviesa con la luz del
sentido las oscuridades caóticas de la vida. Es el iluminador, el instructor y
maestro, un psychopompos, cuya personificación no puo eludir ni siquiera el mismo
Nietzsche, el “destructor de las Tablas”,
pues hizo de la encarnación de éste en Zarathustra el espíritu superior
de una época casi homérica, el portador y vocero de su propia iluminación y arrebato “dionisíacos”.
Es cierto que Dios había muerto para él, pero el demonio de la sabiduría se
convirtió en algo así como su doble, vidente tal como él dice: “Uno se
conviertió en dos, y Zarathustra pasó a mi lado.”
Zarathustra es para Nietzsche más vue una
figura poética, es una confesión involuntaria. También él se había estraviado
en la oscuridad de una vida apartada de
Dios, descristianizada, y por eso llegó hasta él el iluminador y revelador, como fuente
parlante de su alma. De allí proviene el lenguaje hierático de Zarathustra,
pues ese es el estilo de este arquetipo.
Es a vivencia de este arvuetipo el hombre moderno
experimenta al más arcaico tipo de pensamiento como una actividad autónoma, de
la cual se es objeto, Hermes Trismegistros o el Thoth de la literatura hermética,
Orfeo, el Poimandres y el Poimen de Hermes –que está vinculado
con el anterior- son formulaciones de la misma experiencia. Si el nombre de
Lucifer no estuviera ya afectado por un prejuicio, sería muy adecuado para este
arquetipo de anciano sabio, o del significado. Como todos los arvuetipos, éste
tiene también un aspecto positivo y un aspecto negativo, sobreel cual no quisiera
entrar en detalles."
Carl Gustav Jung "Arquetipos e inconciente colectivo".
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